martes, 25 de diciembre de 2018

Sepulcro antropomorfo altomedieval en Santa Cruz.

En el término municipal de Santa Cruz, concretamente en "Campo Real" se encuentra un sepulcro antropomorfo de inhumación altomedieval, labrado sobre afloración granítica y expoliado desde tiempos pretéritos.



Conviene matizar que la denominación de antropomorfo no es del todo exacta pues, aunque tiene cabecero con forma, se engloba más bien, en los sepulcros rectangulares, en cualquier caso, sin ser pieza exenta pues se observa con claridad que ha sido labrado a partir de una afloración granítica. Del mismo modo, al ubicarlo en el periodo altomedieval, del V d.c al IX d.c., la presencia de dos altares junto a él, hace que se acerque más a una cronología hispano visigoda, del VI-VII d.c.


Tiene una orientación norte-sur y parece realizado para una persona en torno a los 170-175 cms. Las dimensiones del espacio útil son 180 cms de largo, 50 cms de ancho y una profundidad de poco más de 40 cms. Yo mido 184 cms.






Adosado al sepulcro, al sur, se encuentra lo que pudiera ser un altar de unos 250 cms que consta de mortero o pileta cincelada y plataforma para la preparación del cuerpo. La pileta pudiera haber servido para contener líquidos que formasen parte de ritual funerario.



A escasos metros, al este, se puede observar otro altar de unos 170 cms de altura que, presenta una espectacular oquedad que, aunque sugiere a primera vista un proceso de meteorización tipo Tafoni, se plantea la duda con un asiento, debido a la excrecencia granítica que hay en mitad de la base que, pudiera haber servido para colocarla entre las piernas al sentarse. En la parte superior se puede observar un rebaje y una pileta.





sábado, 22 de diciembre de 2018

Un perro santacruceño de hace unos 1700 años ...

Huella  de un cánido sobre fragmento de baldosa de tégula romana bajo imperial en Santa Cruz.



En Santa Cruz hay imperceptibles vestigios de varios asentamientos romanos ya conocidos, por lo general, pequeños, pobres y casi todos bajo imperiales, a saber, los tres que hay junto al río Búrdalo: en la Pretoria, en el Cimero y en el Bajero,  que, son tierras de labor del pueblo y otros dos en la zona de "Los Veneros" y en "Las lagunillas". Otro más, probablemente alto y bajo imperial, en la zona de pastos del Ejido bajero, junto al embarcadero de "La Pradera" y finalmente los vestigios del avance republicano en el cerro de "San Juan el Alto" y en los riscos, supuestamente, estos tres últimos, a tortas con los vetones y quizá después, con algún ilustre lusitano :)

Los escasos vestigios de los asentamientos situados en las zonas de labor quedan significativamente desfigurados por el gradeo y son fáciles de localizar porque la tégula aflora por doquier al ser levantada por las gradas que, pueden profundizar hasta el metro. Según las gradas van descubriendo "cascote" al acercarse al perímetro del asentamiento, en ocasiones, se reúnen en  pequeños montones para limpiar la zona de labor. Esto ocurre en todo el país, de hecho, muchos descubrimientos arqueológicos de relevancia se han debido al hallazgo de agricultores, valga como ejemplo la urna fenopúnica de "Mariprao" que un agricultor desenterró durante el laboreo. No obstante, los asentamientos más pobres, como es este caso, se pierden por irrelevantes, nadie los estudia, al ser asentamientos bajo imperiales muy reducidos, no despiertan interés y lo poco que perdura se acaba borrando por el laboreo con el paso de los años.



Recuerdo, hace más de 30 años, cuando salíamos de excursión al campo con el  maestro del pueblo, en el recreo o los viernes por la tarde, para recoger trozos de cerámica a flor de piel en "San Juan el Alto". En estas zonas que ahora menciono de tierras de labor, se pueden observar también a flor de piel multitud de fragmentos de cerámica que han sido desenterrados por el laboreo y enseguida se identifica la característica tégula romana.



Y a veces, entre esos trozos,  uno se puede encontrar con cosas interesantes que pasarían desapercibidas a los ojos de la mayoría de los observadores, como por ejemplo, este fragmento en el que se pueden observar unas señales que, pudieran ser perfectamente la firma del alfarero, en este caso, la señal de un río que, pudiera guardar relación con el hecho de encontrarse junto al Búrdalo o simplemente ser ornamental, a pesar de ser un fragmento plano.


Pero la sorpresa mayúscula vino al darle la vuelta a un trozo de baldosa de tégula, limpiándola un poco, vi que había una huella aparentemente de perro o quizá de lobo. Allí había quedado inmortalizada la pisada de un cánido de hace unos 1700 años, si tenemos en cuenta la cronología del Bajo Imperio Romano. Nada más y nada menos, un hallazgo excepcional, una enorme coincidencia, se me puso la piel de gallina, me quedé embobado, no es para menos. Seguramente ese perro romano travieso pisó la baldosa de tégula antes de que se secara. Al ser un asentamiento bajo imperial, debió ser un perro de compañía, de pastoreo o de caza pues, los perros "pugnatis", para la lucha, eran más comunes en los campamentos de la legión o en los grandes asentamientos alto imperiales.





domingo, 16 de diciembre de 2018

El secreto del Alvalao

“El Alvalao”, como así lo mencionan en el pueblo, es una cerca rústica privada cercana a la autovía A5, se encuentra junto a "La Cebadilla" y "La cerca de la Cigüeña", justo en el cruce de la Calle del Tejar y la de La Cigüeña, esta última calle, en su tramo inicial, también se llamaba de Las Lozanas, según se dice, porque allí acudían a lavar (Los Lavanderos) en unos charcos que se formaban entre unas lanchas de la regatera que hay pegando al camino de "La Pez".

Aventuro que dicha cerca, la del "Alvalao" pudiera guardar relación con un antiguo propietario de apellido Alvarado y de ahí haber acabado por relajación fonética, en el nombre que se le da actualmente. Dicho apellido ya se registraba en el padrón de vecinos del pueblo en el 1627.

Este lugar guarda un jugoso secreto y es que, según rotunda declaración de sus actuales propietarios y según fuentes escritas bien documentadas https://www.rutasconhistoria.es/loc/estatua-de-francisco-pizarro, el pedestal de la estatua ecuestre de Francisco Pizarro que hay en la Plaza Mayor de Trujillo, fue realizado en parte o en su totalidad con granito amarillo de Santa Cruz de la Sierra, que fue extraído de uno de los bolos graníticos que se encontraban en la cerca del “Alvalao”.




Efectivamente, se puede observar a pie de campo, en el ahora escueto olivar, la presencia de un gran corte en uno de los bolos y más a la derecha otro intento de corte infructuoso en otro lugar del mismo bolo, a juzgar por las marcas de cincel que se observan.







Lo más interesante es que, en Santa Cruz de la Sierra, vivió Luis de Alvarado “El Fuerte”, abuelo materno de Don Pedro Alonso de Hinojosa, lugarteniente destacado de los Pizarro. Del mismo modo, en la  inauguración de dicha estatua en el 1929, llama la atención la presencia del Duque de Alba, conde de Santa Cruz de la Sierra.

Provoca extrañeza que se usara una piedra de miles de kilos que habría que trasportar a 15 km de distancia y más si cabe, cuando “El Berrocal” trujillano es abundante en granito. Por tanto, que el pedestal de la estatua trujillana de Francisco Pizarro sea de granito santacruceño y que provenga probablemente de una antigua posesión de los Alvarado en Santa Cruz, en particular, del abuelo y la madre de Pedro  Alonso de Hinojosa Alvarado, pieza bélica fundamental en el tablero conquistador de Pizarro y que además en la inauguración de la estatua estuviese el Duque de Alba, me hace aventurar que, pudo haber una motivación simbólica en la ardua y extraña empresa, con la intención de expresar e inmortalizar los lazos que hubo entre Pizarro y su lugarteniente Pedro Alonso de Hinojosa Alvarado, por lo tanto, entre Trujillo y Santa Cruz.

"El Alvalao", con hermosas vistas a la sierra, es un bonito y discreto olivar salteado de numerosos bolos graníticos que, porqué no, esconde un encantador secreto ...



domingo, 9 de diciembre de 2018

Brocales de granito

Brocales de granito a martillo y cincel

El brocal de granito más importante de Santa Cruz es quizá el del los Agustinos Recoletos del Convento de San Joaquín. Hay otros hermosos brocales de granito sobre pozos en patios de casas antiguas de importancia en el pueblo y sobre todo, abundan en el campo bonitos brocales labrados a partir de una sola pieza de granito, unos más rústicos que otros, cubriendo pozos encañados en multitud de cercones particulares. En cualquier caso, son testimonio de como el hombre recientemente trabajaba la piedra a "jugo de muñeca", algo del todo impensable hoy en día.